viernes, 17 de febrero de 2012

Tormenta de galletas

Estamos en invierno, y no sólo metereológicamente hablando. Crisis, recesión y paro son palabras que nos demuestran que las cosas van bastante mal. Sin embargo, lamentarse sirve de muy poco y  los gallegos siempre hemos sido unos luchadores. Por eso, sabemos que la lluvia hace que nuestros campos sigan verdes y afrontamos el futuro con un sabio refrán: "Nunca choveu que non escampara", el equivalente a "Después de la tormenta viene la calma" o "No hay mal que cien años dure".


Afortunadamente, todavía queda gente optimista, solidaria y con ideales, que trabaja para que salga el sol. Quería agradecer su esfuerzo a uno de estos luchadores, y se me ocurrió regalarle un chaparrón, pero de galletas de mantequilla.


INGREDIENTES:
- 225 gr. de mantequilla a temperatura ambiente
- 125 gr. de azúcar
- 350 gr. de harina
- Una pizca de sal
- Fondant azul

ELABORACIÓN:
Batimos la mantequilla con el azúcar. Añadimos la harina tamizada y una pizca de sal y mezclamos bien. Amasamos hasta obtener una pasta homoegénea, que dejamos enfríar en la nevera por lo menos 15 minutos. Sobre un  papel de hornear estiramos una capa de masa de unos 8 mm. aproximadamente. Para que el grosor quede homogéneo, yo apoyo el rodillo sobre dos listones de madera. La forma de las nubes se puede hacer "a ojo", ayudándonos de un cortapastas circular y un cuchillo. Para las gotas de lluvia podemos utilizar un molde con forma de corazón, y se consiguen con la intersección de dos corazones. Una vez que hayamos dado forma a las galletas, conviene volver a refrigerarlas unos 10 minutos. Las horneamos entre 10 y 15 minutos, con el horno ya precalentado, a 180º. Cuando estén ligeramente doradas, sacamos la bandeja y dejamos reposar unos minutos antes de colacarlas sobre una rejilla para que terminen de enfriarse.
Hemos decorado las nubes con fondant azul. Podéis comprarlo coloreado o teñir fondant blanco con unas gotas de colorante. Lo amasamos ligeramente, como si fuera plastilina y, con un rodillo, lo estiramos sobre un papel de hornear. Si lo manipulamos en exceso puede resultar pegajoso, pero se soluciona añadiendo un poco de azúcar glass. Colocamos una galleta con forma de nube sobre la capa de fondant, para que nos sirva de modelo, y lo cortamos siguiendo su perfil. Pegamos la nube de fondant a la galleta humedeciéndola con agua como si fuera pegamento y presionamos para que se adhiera.

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