viernes, 9 de diciembre de 2011

Calendario de adviento

Estamos en plena cuenta atrás y Mateo, que ya conoce los números, necesita saber cuántos días faltan para que nos visite Papá Noel. Yo también necesito algún motivo para sobornarlo, varias veces al día, y las sorpresas que esconden los calendarios de adviento son un aliciente perfecto para portarse bien.
Cada día, si se ha comido todo, tiene como premio una chocolatina, de esas que salen en los calendarios de cartón que venden en el súper. Pero este año, además, me apetecía hacer con él nuestro propio calendario personalizado. Es muy sencillo, porque se trataba de construirlo entre los dos, pero cumple perfectamente su propósito.


MATERIALES:
- Sobres blancos pequeños.
- Cordón "Baker twine" rojo y blanco.
- Pequeños tesoros para meter en los sobres.
- Números adhesivos, impresos o un rotulador.

Lo más importante es elegir el contenido de nuestros sobres sorpresa. Tienen que ser "pequeños tesoros" para que quepan sin problemas en nuestro paquetito y haga mucha ilusión descubirlos cada día. Yo utilicé monedas de chocolate, pegatinas, serpentinas, clips de colores, piruletas, en fin, cualquier cosa en miniatura que le guste a nuestros hijos. También podemos escribir notas como: "Vale por una peli en el cine" o "Tarde en el zoo".
Marcamos cada sobre con un número, del 1 al 25. Podemos escribirlos a mano, imprimir unas pegatinas o comprar unos números adhesivos. Dejamos que el niño meta en cada sobre un tesoro y los cerramos. Después los adornarmos con un lacito y buscamos un lugar donde colocarlos.


Mi primera opción era colgarlo alrededor de una casa de muñecas, pero nos impedía jugar con ella durante unos días. Pensé en pegarlos en la pared, dándole la forma de un árbol de Navidad, pero todavía tenemos en casa la marca de la última vez que se me ocurrió utilizar cinta adhesiva de doble cara para adornar una pared. Así que mi elección fue la más cómoda y sencilla de todas, colocar los sobrecitos, sin más, sobre un mueble.
Y aquí los tenéis, esperando pacientes sobre un zapatero a que Mateo se levante cada día con ganas de descubrir su sorpresa.

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