Aunque para El Corte Inglés hace semanas que es Navidad, en mi casa la decoración navideña se inaugura el día de la Inmaculada Concepción, que viene a ser cuando la Virgen María se queda embarazada.
Estas Navidades, se están complicando bastante por las preguntas de mi hijo, que está la edad del "porqué". Si ya es difícil explicar los dogmas de fe a un adulto, imagináos a un niño de tres años, que porqué el "niñito Jesús" no nació en un hospital, que si el Ángel de la Guarda vive con Papá Noel o que si los elfos ayudan a Los Reyes Magos. En fin, menos mal que las profes del colegio de monjas tienen mucha más práctica que yo en responder estas dudas existenciales.
El caso es que ya hemos vestido la casa de fiesta, y la hemos llenado de lazos y estrellas doradas, que es el color de moda ¿o no habéis visto todos los carteles de "compro oro"?.
Nuestro Belén no tiene ni pastorcillos, ni Reyes Magos, ni peces el en río, pero tenemos lo esencial, las figuritas del misterio.
Hemos colocado el árbol de Navidad en el "salón de jugar", decorado con colores más alegres. Pero mis pobres plantas se sentían discriminadas por no ser abetos, así que también las hemos vestido con unas estrellitas doradas y, en las escaleras, varios adornos con lazos y más estrellas.
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