En las películas americanas los problemas se solucionan con una visita al congelador. El prota coge una tarrina de helado, una cuchara y se coloca delante de la tele, convirtiendo el drama en un instante delicioso. Afortunadamente, yo no he tenido ningún problema grave estos días, pero empieza a hacer calor y eso, aunque resulte menos cinematográfico, quiere decir que es el momento perfecto para tomarnos un heladito.
Puede parecer que un helado no es un postre suficientemente sofisticado para ofrecer a nuestros invitados, pero con nuestro "toque personal", vamos a convertirlo en una tarta de queso diferente, que además de deliciosa y sencilla, es muy original.
INGREDIENTES:
- 1 tarrina de helado de queso
- Galletas digestive
- Nata montada
- Mermelada de frutas del bosque
- Fresas, frambuesas, cerezas o cualquier frutilla para decorar
ELABORACIÓN:
Lo más complicado de la receta es encontrar el helado de queso, yo compré uno de mascarpone (en el Lidl), pero algunas marcas también fabrican sabores como "cheescake" o "tarta de queso". Lo primero que debemos hacer es sacar la tarrina del congelado unos minutos antes de preparar la copa, para que la crema esté en su punto. Mientras esperamos, machacamos algunas galletas hasta conseguir una textura similar a la arena de la playa. Echamos, en el fondo de nuestra copa, una cucharada de frutas del bosque. Encima, colocamos un par de bolas de helado. Lo cubrimos todo con una capa galletas trituradas y terminamos decorando, con un poco más de helado, nata montada y alguna fruta. Cuando nos llevamos a la boca una cucharada de esta combinación, nos recuerda a una deliciosas tarta de queso, pero mucho más fresca y original.
La versión en vasito, es ideal para un cóctel y si el recipiente es de plástico, perfecta para fiestas con niños.
Que rico¡¡ que bueno que ya empieza la temporada de helados¡¡
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